
Finanzas femeninas: invertir con intuición y estrategia para la libertad que realmente quieres
Dejé de evitar hablar de dinero el día que entendí algo revolucionario: manejar mis finanzas también es un acto de amor propio. Aprende cómo empezar a invertir desde tu intuición femenina, con pasos concretos y sin necesidad de ser experta. La verdadera libertad está en poder elegir sin miedo.
Maria Legarda
6/30/20255 min read
Durante muchos años pensé que las finanzas eran cosa de otros.
De los que estudiaron economía, de los hombres con traje, de los expertos que hablaban con palabras que yo no entendía.
Yo estaba ocupada en otras cosas. Criando. Bailando. Cuidando. Viviendo.
Hasta que un día me di cuenta de algo que me cambió para siempre: el dinero también es energía femenina.
Y si no aprendemos a manejarlo desde nuestra intuición y nuestra estrategia, terminamos dependiendo siempre de otros.
No importa si ganas mucho o poco, si trabajas por tu cuenta o cuidas del hogar, si te gusta o no hablar de dinero. Invertir, planear y tomar decisiones financieras también es un acto de amor propio.
Y hoy quiero contarte por qué. Y cómo puedes empezar tú también, desde donde estés.
La verdadera libertad está en poder elegir sin miedo
No desde la exigencia. No desde la culpa. Desde la libertad. Desde la conciencia. Desde el deseo real de vivir una vida en la que tú decides cómo, cuándo y con qué recursos.
Porque la verdadera libertad no está en trabajar sin parar ni en acumular sin sentido. La verdadera libertad está en poder elegir sin miedo.
Y para eso… hay que mirar al dinero de frente.
De evitar el tema a convertirlo en una herramienta
Durante mucho tiempo, evitaba hablar de dinero.
Si me llegaba, lo gastaba rápido. Si no lo tenía, me las arreglaba. Nunca planificaba, nunca pensaba a largo plazo, y si alguien hablaba de inversiones o presupuestos… cambiaba de tema.
Sentía que no era para mí. Que no entendía. Que no tenía cabeza para eso.
Pero la verdad es que lo que no tenía era educación financiera ni confianza en mí misma.
El gran cambio vino cuando, después de mi segundo hijo, comencé a preguntarme qué pasaría si un día necesitaba depender solo de mí. No por miedo, sino por madurez. Por conciencia.
Y me di cuenta de que yo misma me estaba limitando por no querer aprender.
Así que comencé poco a poco. No con cursos ni con libros complicados.
Empecé preguntándome:
¿Qué quiero de verdad?
¿Cómo quiero que se vea mi vida dentro de cinco años?
¿Qué decisiones pequeñas puedo tomar hoy que me acerquen a eso?
Y ahí fue cuando entendí que invertir no es solo poner dinero en una cuenta o en la bolsa. Invertir es también elegir bien a qué le das tu tiempo, tu atención, tu energía.
La intuición como guía, no como única herramienta
Muchas veces, las mujeres funcionamos desde la intuición. Sabemos cuándo algo se siente bien o no, cuándo una decisión vibra con nosotras o cuándo simplemente no encaja.
Y esa es una gran ventaja. Pero también necesitamos estructura.
La intuición te dice: "Este proyecto me inspira".
La estrategia te ayuda a calcular si puedes sostenerlo económicamente.
La intuición te empuja a salir de tu zona cómoda.
La estrategia te cuida para que no caigas en el caos.
Yo aprendí que podía usar ambas. No tenía que volverme fría, calculadora o "como los hombres" para organizar mi dinero. Podía hacerlo desde mí, con mi forma de ver la vida, pero sin dejar de ser clara y responsable.
Y eso me dio una paz interna que nunca imaginé.
Primeros pasos que yo di y que tú puedes tomar también
Te voy a compartir lo que hice en concreto. No es una receta mágica, pero es un camino posible.
1. Empecé por observar sin juzgar
Durante un mes, anoté todo lo que gastaba y todo lo que ganaba. Sin cambiar nada. Solo mirar.
Fue un ejercicio incómodo… pero revelador. Me di cuenta de que gastaba mucho en cosas que ni recordaba.
2. Creé un "espacio sagrado" para el dinero
No me refiero a un altar. Me refiero a tener un momento fijo cada semana para mirar mis números. Con música suave, con una vela encendida, con una taza de té.
Porque el dinero también merece ser mirado con cariño, no solo con preocupación.
3. Definí mi "para qué"
No quería ahorrar por ahorrar. Ni invertir por moda.
Quería libertad. Quería decir "sí" a un viaje, a un proyecto, a un descanso… sin miedo.
Y eso me dio dirección.
4. Empecé a invertir en pequeño
No en bolsa ni en criptomonedas.
Primero invertí en mí: en un curso que me abría posibilidades, en herramientas para crear, en espacios de autocuidado.
Luego, abrí una cuenta de inversión simple, con asesoría. Poco dinero, pero con constancia.
Y lo más importante: sin miedo. Porque ya no era un juego externo. Era parte de mi plan de vida.
Finanzas femeninas: qué las hace diferentes
¿Hay algo realmente distinto cuando una mujer maneja su dinero desde lo femenino?
Sí. Muchísimo.
Una mujer que se siente segura financieramente no se vuelve arrogante. Se vuelve generosa. No acumula por codicia. Acumula por visión.
Una mujer con claridad financiera no necesita pedir permiso para crear, para crecer, para decidir.
Y eso cambia familias. Cambia generaciones.
Además, las mujeres solemos pensar en comunidad. No solo queremos tener dinero para nosotras, sino para cuidar mejor, para compartir, para sostener.
Y eso le da al dinero una dimensión mucho más profunda.
Cuando una mujer empieza a manejar su dinero con conciencia, con estructura y con intuición, no solo gana libertad. Gana poder.
No un poder sobre otros. Un poder interno. Un "yo puedo" que se expande a todo lo demás.
Cómo construir tu propio plan: sin perfección, pero con claridad
No necesitas un MBA. No necesitas hacer todo perfecto desde el día uno.
Solo necesitas claridad, compromiso y una mirada amorosa hacia ti.
Empieza por aquí:
Define lo que realmente deseas para ti a mediano plazo. No lo que otros esperan. Lo que tú sueñas.
Revisa con honestidad cómo usas tu dinero hoy.
Pregúntate: ¿esto me acerca a mi visión o me aleja?
Decide una pequeña acción cada semana que te dé más orden.
Aprende. Pregunta. Infórmate. Pero no te detengas por no saberlo todo. Nadie nace sabiendo.
Y recuerda: cada paso que tomas hacia tu libertad financiera es un paso hacia tu versión más libre.
La libertad que realmente quieres
Hay muchas formas de hablar de libertad.
Pero la más real, la que sentimos en el cuerpo, es esa que viene cuando sabes que puedes sostener tu vida con tus decisiones, con tu visión, con tus medios.
No importa si hoy estás empezando. No importa si crees que no es el momento.
El mejor momento para tomar el control de tus finanzas… es hoy.
No por miedo. Sino por amor a tu libertad, a tu paz, a tu futuro.
Cuéntame en los comentarios: ¿cómo es tu relación con el dinero hoy? ¿Te gustaría que hablemos más sobre inversiones concretas para mujeres?
Recuerda: invertir no es frialdad. Es confianza. Y tú mereces vivir confiada.